Porque el corazón tiene razones que la razón no entiende...
7. Decisiones
En esos días que habían pasado desde la charla, la pequeña pelinegra se había dedicado a aprovechar cada momento que pasaba con Lena; le lanzaba piropos de toda clase, de tanto en tanto le escribía algún poema e intentaba hacerla sentir querida y de lo más feliz posible.
Por su banda, la pelirroja se sentía la mar de feliz por tener a Yulia a su lado, porque tan solo con verla con aquella sonrisa que ella misma provocaba se le hacía el día menos pesado. Los poemas que de tanto en tanto le entregaba la pelinegra le hacían ver cuanto la quería. A veces se sentía un poco mal por no poder corresponderle como era debido, pero no se llegó a plantear la posibilidad de llegar a algo más. Se sentía demasiado bien teniendo a su pequeña amiga de ojos azules como tal, nada más con ese lazo de amistad que las unía fuertemente. Su cara reflejaba esa pequeña felicidad que le daba día a día Yulia.
A la semana siguiente, Damián se encontraba esperando delante de la clase de Lena, para ver si pasaba, ya que necesitaba hablar con ella lo antes posible. Y después de un pequeño rato de espera, allí se acercaba ella, con sus tres amigas, las cuales en ver a Damián esperándola se adelantaron para dejarlos solos, no sin que antes Mabel sintiera que el día había llegado y su corazón fue golpeado ante tal pensamiento.
- Dam: Lena, tengo que hablar contigo…
- Len: Ok, ¡¡ahora vengo chicas!!
- Sam, Gab y Mab: Hasta ahora.
- Len: Bueno, dime…
- Dam: ¿Te acuerdas que la semana pasada te pedí para quedar una tarde?
- Len: Si, claro… claro que lo recuerdo…
- Dam: Pues me gustaría volvértelo a pedir, porque yo ya no sé cuanto aguantaré sin decirte lo que tengo que decirte…
- Len: Vaya… pero, ¿es grave o algo?
- Dam: No, para nada… nada de eso… es solo que necesito decírtelo, y siento que si no lo hago pronto reventaré…
- Len: Ah bueno… ¿y no me lo puedes decir ahora por ejemplo?
- Dam: Es que, no se… me gustaría estar en algún sitio tranquilo…
- Len: A ver… es que ahora con los exámenes y deberes y las niñas que no me dejan ni respirar, pues no se si podremos quedar…
- Dam: Jajaja… pues vaya… ocupada que estás…
- Len: Jejeje… un poco si…
- Dam: Bueno, te parece que ahora en el descanso del patio vayamos a algún sitio tranquilo y hablamos… No creo que se enfaden mucho tus amigas si te rapto un rato…
- Len: Jajaja… no, no creo que se enfaden… Bueno, ahora lo hablo con ellas y te digo ¿vale?
- Dam: Ok.
Los dos entraron en clase; Lena se fue a sentar junto a Samy, la cual ya la estaba esperando con su sonrisa para hacerle la broma de rigor.
- Len: No digas nada Samy… Que te conozco y ya se por donde vas…
- Sam: Jajaja… soy tan evidente… ok, pues no te digo nada… ¿Pero por lo menos me dejas preguntarte que te dijo Damián?
- Len: Me dijo lo mismo que la semana pasada… que si podía quedar con él para hablar… y le he dicho que apenas tengo tiempo… entonces me ha pedido que lo hablemos en el patio…
- Sam: Pues ya sabes que te toca… ¡Bien! Hoy nos libramos de Lena… jajaja
- Len: Jajaja… muy graciosa Samy… Pues he pensado en decirle que no, pero se le ve ya tan apurado… ¿Qué me querrá decir?
- Sam: Jajaja… pero Lena, ¿en que mundo vives tía? No te das cuenta de nada…
- Len: Tal vez…
Esa hora pasó tremendamente rápida. Lena hablo con las chicas y, a pesar de una pequeña objeción de Mabel, a las tres no les importó pasar un patio sin su amiga. Así que Lena se dirigió hacia Damián que ya la esperaba impaciente y se fueron juntos.
- Len: Bueno, ¿y que es eso tan importante que me tenías que contar?
- Dam: Bufff… bien, como empezar… la verdad es que no sé si te habrás fijado, pero este curso me he intentado acercar un poco más a ti…
- Len: Jajaja, si me di cuenta si… Y me gusta, eres un buen chico y te considero un buen amigo también…
- Dam: Si ya… bueno, yo… yo lo que quería decirte… es… es… es que… me… me gustas Lena… Me gustas desde el primer día en que te vi… Me… me enamoré perdidamente desde que nos dirigimos la primera palabra, y… y desde entonces no te he podido sacar de mi cabeza… Llevo… Llevo tanto tiempo… tanto tiempo intentando decírtelo, pero cada vez que te acercabas se me cortaba la respiración y las palabras no salían de mi boca… No se…
- Len: Bufff… No se que decir la verdad… No me lo esperaba (“suerte que no anda pululando Samy por aquí, porque si no menuda torta que me pega”)…
- Dam: Bueno, yo solo quería decirte esto… y… y… y me quisiera preguntarte si… si te gustaría salir conmigo… ser… ser mi novia… ¿Qué dices?
- Len: Pues ahora mismo… ahora no te puedo contestar Damián… yo… yo necesito pensarlo un poco… no se… ¿me das un poco de tiempo?
- Dam: Si, si claro… pero dame una respuesta pronto ¿si?
- Len: Ok…
- Dam: Bueno, pues nos vemos luego…
- Len: Si… Adiós…
Y allí se quedó la pelirroja, sola, con mil pensamientos pasando por su cabeza al mismo instante, con esa terrible sensación que algo iba a ir mal. Y entonces Yulia apareció en su cabeza. Hacía una semana que ella también le había dicho palabras similares a las de Damián. ¿Pero que iba a hacer ahora? No podía hablar con nadie sobre lo de Yulia, ni siquiera con sus amigas; tal vez ellas no lo comprendan, pensó Lena. Así que allí se quedó los últimos minutos que le quedaban del patio, pensando sobre que podía hacer, a quien recurrir, a quien contarle todo lo que tenía en la cabeza. Sin darse cuenta, ya estaba entrando en clase y sus tres amigas se le tiraron encima esperando oír todo lo que le había dicho Damián.
- Gab: ¿Y bien? ¿Qué pasó? Cuenta, cuenta…
- Sam: Eso, eso… venga no te hagas la remolona y cuéntanoslo todo, todito, todo…
- Len: Jajaja… esta bien… Pero no seáis escandalosas ¿ok?
- Sam, Gab y Mab: ¡Ok!
- Len: Bueno… pues me ha dicho que le gusto, que esta enamorado de mi, y me ha pedido que salga con él…
- Sam: Jajaja… ¡Te lo dije ves!, te dije que no tardaría mucho… Si es que era tan evidente…
- Gab: Y bueno, ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a salir con él o algo?
- Len: No lo sé chicas… tengo que pensármelo…
- Gab: A ver… ¿pero él a ti te gusta?
- Len: No es que no me guste… es un chico encantador, pero es mi amigo… yo estoy bien siendo solo amigos… no se… además, es que no se que hacer, porque tampoco quiero herirle dándole un no rotundo… no se… no se que voy ha hacer…
- Sam: Bueno… pos cuando sepas, ya nos dirás ¡¡eh pillina!! Jajaja…
A la vez que la pelirroja se sentía hecha un lío, la envidia y la ira iban arrelando más profundamente en Mabel. La chica de ojos oscuros no se podía creer lo que estaba pasando. El día había llegado, y ahora ¿qué podía hacer ella? Conociendo a Lena tal y como le parecía conocerla era capaz de decirle que si para no herirle, y eso no lo podía permitir, tenía que encontrar la manera para que eso no llegara nunca a pasar, pero el cómo era la gran duda que tenía en su cabeza rondando. Así que Mabel decidió vigilar con sutileza cada movimiento de la pelirroja, intentar descubrir algo con lo que poder aprovecharse y así conseguir que Damián estuviera por ella. Solo tenía que esperar y estar más atenta que nunca a los pasos de su “amiga”.
Tres días pasaron exactamente, tres días de pensamientos para nuestra pelirroja protagonista, tres insoportables días de reflexión y entonces ocurrió lo inesperado.
- Dam: ¡Ey Lena!
- Len: Ah… Hola Damián…
- Dam: Esto… lo siento, pero te lo tengo que preguntar… ¿decidiste algo ya?
- Len: Es que… yo… yo no sé Damián… estamos muy bien de amigos, ¿no crees que esto podría estropear lo que hay entre nosotros?
- Dam: Tal vez… pero si no lo probamos, nunca lo sabremos… ¿Quién te dice que no puede funcionar?
- Len: Ya lo se… pero… pero…
- Dam: ¿Entonces que me dices? Venga va… probémoslo… por favor… anda… porfi…
- Len: Bufff… bueno esta bien… pero que conste que no creo que funcione… yo no te prometo nada…
- Dam: Jajaja… de acuerdo… ¿sabes que?
- Len: ¿Qué?
- Dam: ¡¡Que ahora mismo soy el tío mas feliz de todo el mundo entero!! Ya veras… no te arrepentirás Lena…
- Len: Eso espero… (“madre mía lo que he hecho…”)
“Dios Lena, la has cagado bien cagada… ¿¡Como se te ocurre decirle que saldrás con él?!, pero si ni siquiera sientes un poco mas que amistad por él… La has montando bien grande… y ahora se lo tendrás que contar a Yulia, y no va a ser tarea fácil precisamente… Has metido bien la pata… ¿Porqué eres así? ¿Cuándo mirarás por ti y no por los demás?”
Estos pensamientos continuaron atormentando la mente de la pelirroja durante horas por aquel día y siguieron durante unos días más. Tenía que hacer algo, primero de todo contárselo a Yulia, luego esperar que no se fuera de su vida para siempre, ya que no sabía como su amiga ojiazul se lo iba a tomar; “Seguro que le destrozaré el corazón, al igual que me lo estoy destrozando yo, pero para un momento… vale Yulia es mi amiga, pero ¿por que me está doliendo tanto haber accedido a salir con Damián?... será… no, no puede ser…”. Y así continuo, intentado afrontar la dura conversación que en breve tendría que tener con Yulia.
“Maldita la hora en que le dijiste que si Lena”; Ahora Mabel ya no podía más, estaba dispuesta a todo para que Damián dejara a Lena, para que él solo fuera para ella, para destrozar la vida a la pelirroja que se había atrevido a meterse entre ella y Damián. El odio cada vez cegaba más los ojos de Mabel. Ya no veía mas allá de la rabia que sentía, y que estaba devorando su corazón minuto a minuto. Ya nada le importaba más que si misma. Ahora la que empezaba a jugar era ella, solo le faltaba encontrar el arma adecuada para conseguir su victoria. Ahora llegaba la decisión final y nadie la iba a detener.
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