Despidiéndome de ti...
4. Olvido
Los días en casa de Nadenka le pasaban volando a nuestra pelirroja protagonista. La verdad es que se habían pasado los días paseando por la ciudad, riendo, contándose cientos de cosas, cotilleando sobre los antiguos amigos de Lena y mil y una cosas mas. Lena se lo pasaba de muerte con la pequeña morena. Había extrañado tanto el pasar los días con ella que ahora estaba aprovechando las horas como si fueran las últimas. Nadenka le había contado que todo seguía más o menos igual por el colegio. Al principio ella también había estado muy triste, sin ganas de salir ni de asistir a clase, pero al final se respaldó en las amigas que le quedaban y día a día se sentía mejor. Sus otros amigos también la habían echado de menos, tanto que algunos días se habían reunido para recordar lo bien que estaban con la pelirroja, pero con el paso del tiempo todo el mundo lo fue superando a su modo. Del tema corazón, Nadenka seguía igual que siempre. Era una muchacha que tonteaba mucho con los chicos, no tenía ningún tipo de problema para conseguir lo que quería en cualquier momento y esa cualidad era envidiada por Lena, ya que la pelirroja era muy extrovertida, pero con los chicos ya no lo era tanto. Por esa razón, a la par que Nadenka había tenido cantidad de relaciones, Lena había tenido bien pocas, pero al contrario que Nadenka, las que tuvo las vivió con gran intensidad.
Todo seguía igual, parecía que en la antigua ciudad de Lena el tiempo se hubiera parado. Después de unas cuantas tardes con sus amigos, lo tenía por seguro: todo seguía igual. Ya habían pasado tres semanas y pronto la pelirroja tendría que regresar a su casa. En una de esas tardes en que se juntaron todos, la pelirroja estuvo pensando seriamente en quedarse de nuevo allí, con todos ellos para seguir su vida, pero ya era tarde, ella tenía que volver al sitio al cual pertenecía y era inevitable.
La última mañana en que Lena estaría allí, montaron la gran despedida. Comida, bebidas, música, risas, lágrimas, abrazos, besos, todo fue poco para despedir a Lena. Y entre cuídates y no te olvidaremos, se les pasó la mañana. Todo estaba listo para que Lena iniciara su viaje de vuelta, solo faltaba que llegaran sus padres para recogerla. Por lo tanto mientras esperaban, Nadenka y Lena se despidieron:
- Nad: Que pena cariño… Se nos han pasado estas tres semanas volando… Parece que fue ayer cuando llegaste…
- Len: La verdad es que si… Me da pena irme, pero es lo que toca… Ya sabes que me quedaría encantada aquí contigo…
- Nad: ¡Hombre pues claro! ¿Cómo te ibas a resistir a un encanto como yo?
- Len: Jajaja… Mírala ella…
- Nad: Bueno ya bromas aparte… Te voy a extrañar mucho pelirroja…
- Len: Yo también pequeña, y lo sabes…
- Nad: Ay, que me voy a emocionar y todo… -una pequeña lágrima asoma por sus ojos, intenta retenerla como puede, pero al final falla y recorre su mejilla-.
- Len: Va tontita, no llores… Que voy a llorar yo también y tenemos que estar contentas por el tiempo que hemos pasado juntas… - la pelirroja tampoco puede contener sus lágrimas y empiezan a brotar de sus ojos-.
- Nad: Si… tienes… razón…- se seca las lágrimas e intenta calmarse para poder hablar con claridad-, pero es difícil… jejeje… parece como si no nos fuéramos a ver mas…
- Len: ¡Venga!... Ya sabes… que no es… verdad – Lena también se seca las lágrimas y respira profundamente-, sabes que siempre vas a ser mi mejor amiga y que por lejos que esté, de una manera u otra estamos juntas…
- Nad: Lena, te quiero tanto, aunque a veces me saques de mis casillas, pero te quiero tanto pelirroja… - y diciendo esto, se lanza a sus brazos-.
- Len: Yo también te quiero pequeña…
Y mientras las dos chicas se abrazaban, un coche paró en la calle de Nadenka: los padres de Lena ya habían llegado.
- Nad: Bueno, parece que ya llegaron tus padres…
- Len: Si, eso parece… Bueno, cuídate mucho Nadenka ¿si?
- Nad: Si, si… Y tu también…
- Len: Pues hasta siempre cariño…
- Nad: Hasta siempre Lenita…
Y dándose un último abrazo, la pelirroja subió al coche donde la esperaban sus padres. Una última mirada dirigida a su gran amiga, y empezó el viaje de vuelta. La pequeña pelirroja estuvo silenciosa durante todo el camino, quería mantener en la mente todos los buenos ratos que había pasado en esas tres semanas. Pero al paso de las horas, ya solo veía su reflejo en la ventana del coche. Su mente había quedado completamente libre, era como si se hubiera despedido de todo lo que llevaba encima. Ahora se había abrazado al olvido.
Lo que quedaba de las vacaciones de verano se esfumó sin apenas percatarlo, y Lena ya se encontraba de nuevo preparando las cosas para empezar un nuevo curso. Pero esta vez era diferente. Ya no se sentía nerviosa –tal vez un poco si, pero no tanto como un año atrás-, y estaba segura de si misma. Así que contenta, se miró por última vez en el espejo de su habitación dispuesta para irse. Esta vez vio a una chica de 16 años, alegre, con los ojos azul-grisáceos resplandecientes, la sonrisa permanente en el rostro, el pelo del color del fuego brillante a la luz del nuevo día; esta vez, todo en ella brillaba.
Una vez arreglada y desayunada, la pelirroja salió de la casa al encuentro de sus amigas, ya que habían decidido ir juntas. Después de caminar un rato, Lena se encontró con Samy y las dos continuaron juntas para ir al encuentro de las dos restantes. Se pararon a una esquina de la escuela, y allí ya se encontraban Gaby y Mabel esperándolas.
- Len y Sam: ¡Buenos días chicas!
- Gab y Mab: ¡Buenos días!
- Mab: ¿Listas para entrar?
- Sam: No hay ganas, pero que se le va a hacer…
En ese momento, justo cuando se disponían a entrar, alguien les llamó la atención.
- Dam: ¡Ey, buenos días chicas!
- Sam, Gab y Mab: ¡Buenos días Dami!
- Dam (en un tono un poco mas bajo y un poco seductor): Buenos días Lena…
- Len: Eh… Buenos días Damián…
La pelirroja se había quedado un poco sorprendida, ya que nunca había visto a Damián de ese modo, seguro de sí mismo, atrevido. Continuaba siendo igual que año atrás, solo que ahora parecía que había dejado atrás esa timidez que le caracterizaba.
Y sin más dilaciones, las cuatro chicas entraron al edificio, dispuestas a pasar otros nueve meses ahí encerradas día tras día.
- Sam: ¿Has visto que lanzadito que ha venido esta mañana?
- Len: ¿Quién?
- Sam: Pues Damián chica, ¿quien va a ser si no?
- Len: La verdad es que si… Me he quedado bastante sorprendida…
- Sam: Ya verás… capaz que venga a pedirte de salir…
- Len: ¡No seas exagerada tía! ¿Acabamos de empezar este curso y ya me vienes con éstas de nuevo?
- Sam: Te apuesto lo que quieras a que llevo razón… Tal vez no lo haga ni mañana ni pasado, pero ya verás como no tardará mucho…
- Len: Di lo que quieras… Pero entre vosotras tres voy a acabar loca perdida también, no tenéis remedio…
- Sam: Jajaja… ya verás…
- Len: Ay… que voy a hacer con vosotras…
- Sam: ¡Aguantarnos! Jajaja
- Len: Supongo que si… Jajaja
A lo largo del día, las chicas continuaron metiéndose con la pelirroja, insinuando las consecuencias de la pérdida de la timidez de Damián, preguntándose que para cuando sería la boda, hasta que Lena se cansó de tonterías y decidió dejarlas un rato para que se acabaran de despejar y la dejaran en paz. Mientras paseaba por un pasillo para quitarse el agobio de encima, vio algo que la dejó helada.
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