Obsesión teñida de azul
3. Reencuentro
Los pocos días que quedaban de curso pasaron demasiado rápido para Lena, ya que desde que tuvo ese sueño de la chica de ojos azules, había estado inquieta y expectante para ver si encontraba de nuevo aquellos ojos, pero no fue así, por más que vigiló y observó, no se volvió a cruzar con ellos. Tampoco volvió a soñar mas con ellos, y de esta forma llegaron las vacaciones de verano.
- Gab: Lena, ¿dónde pasaras estas vacaciones?
- Len: Supongo que estaré unos días aquí, y después iré a visitar a mis antiguos amigos y a la familia.
- Mab: Así que nos vas a abandonar ¿eh?
- Len: ¡No seas boba! Ya sabes que no es así... Es solo que también echo de menos a mis amigos y hace mucho que no los veo. A parte, ¿vosotras no iréis a ningún lado?
- Sam: ¡Pues claro! ¿Qué te crees, que podré aguantar a estas pesadas todo el verano?
- Gab: Mira que eres... ¿¡Tú te crees que nos puede tratar así Mabel?!
- Mab: No, no lo creo... Ahora verá lo que son dos amigas pesadas.
Y diciendo esto, Mabel, acompañada por Gaby, se lanzó encima de Samy, haciendo que se revolcaran por la hierba del parque. Las tres estaban en plena pelea de cosquillas, riendo, gritando, rodando, y mientras, Lena las observaba sentada a un lado. Hacía un día hermoso, caluroso de verano. El cielo reflejaba un azul puro, sin ninguna nube; el sol brillaba rabioso en lo alto, ofreciendo unos cálidos rayos. Lena se estiró en la verde hierba y contempló el cielo desconectándose por completo del mundo que la rodeaba. Cerró por un momento los ojos. El sol le quemaba los párpados, besaba suavemente su blanca piel, la brisa acariciaba su cuerpo y se perdía entre su cabello. Todo era perfecto, no había nada que le molestara. En ese momento se sentía la chica más feliz de los alrededores. Volvió a abrir los ojos y contempló de nuevo el azul del cielo. Ese azul le recordaba algo. Azul, un azul puro y profundo... El azul de unos ojos... Ese sueño...
- Len: ¡¡Ay!!
- Sam: ¡¡Despierta Lena!!
Mientras Lena estaba pensando de nuevo en aquellos ojos, las chicas se le habían acercado por detrás y como ella no se había dado cuenta, se le habían tirado encima, haciendo que volviera instantáneamente a la realidad que le rodeaba y abandonando de nuevo aquel azul de los ojos que la habían observado el primer día en que empezó a vivir su nueva vida.
- Mab: ¿Te pasa algo pelirroja?
- Len: No tranquilas, solo estaba observando el bonito día que hace...
- Sam: Si, si... seguro... no estarías pensando en algo, como por ejemplo... no se... ¡¿un chico?! Como por ejemplo... ¡¿DAMIÁN?!
- Len: ¡¡Ya empiezas de nuevo Samy!! Que manía tú y tus dichosas imaginaciones... ¡¡Que te digo que con Damián no hay nada!!
- Gab: Venga Lena, no nos tomes mas el pelo... Si vieras como te mira... Solo le falta ponerte una pancarta diciendo que te quiere...
- Mab: Es verdad... Estás un poco ciega si aun no lo has visto... Si se nota a kilómetros que está hasta los huesos por ti...
- Len: Venga, venga, venga... Como os gusta tomarme el pelo... Él no está por mí... Solo somos amigos... Y yo no noté nada raro... Estáis alucinando las tres, ¡¡que sois un atajo de locas!!
- Sam: Como quieres enterarte de algo si tu vives en tu mundo cariño... Y si no, fíjate... Hace tres segundos estabas completamente ida...
- Len: ¡Oh va! No seas así... ¿Que quieres que hiciera mientras vosotras os revolcabais por ahí? ¿Qué me pusiera a vender entradas para el espectáculo?
- Mab, Gab y Sam: Jajaja.
- Len: Ya os lo he dicho, solo estaba contemplando el cielo mientras vosotras hacíais el animal.
- Gab: Bueno pues ahora no te vas a poner a vender entradas... Si no que vas a ver lo animales que son tus amigas... ¡Venga chicas!
Y las tres se tiraron encima de la pelirroja, le empezaron a hacer cosquillas y entre risas y gritos esa fantástica tarde de verano se les terminó.
Pasaron unos pocos días, en que las chicas se veían tanto como podían, hablaban ya fuera por las mañanas, por las tardes o por las noches cuando se quedaban a dormir juntas en casa de alguna.
En una mañana de finales de julio, en casa de Lena sonó el teléfono. La pelirroja se levantó a golpes ya que estaban sus amigas en casa dormidas aun y las apartó como pudo para contestar el teléfono.
- Len: ¿Diga?
- Nad: Hola Lena, ¡¡soy yo, Nadenka!! ¿Qué tal estas pequeña?
- Len: ¡¡Nadenka!! Que alegría escucharte cariño... Pues estoy bien, aquí con unas amigas que se quedaron a dormir y aun están roncando... Y tú que, ¿qué tal estas?
- Nad: Bien, bien. No tan bien acompañada como tú, pero todo marcha bien. Bueno, ¿y que tal las vacaciones?
- Len: Muy bien. Las paso con las que están aquí y créeme, no tengo tiempo ni de respirar... Son de un movido las tías...
- Nad: Jajaja... vaya unas... Esto, te iba a decir algo...
- Len: Dime guapa, ¿qué pasa?
- Nad: Bueno, no se si te apetecerá, pero lo estuve hablando con mis padres y me gustaría que vinieras unos días aquí y los pasáramos juntas como antes... ¿Qué te parece?
- Len: ¿¿De verdad??
- Nad: Claro, que te creías, ¿qué te había olvidado?
- Len: Jajaja... claro que no... Pero me hace tanta ilusión que ni me lo creo jejeje.
- Nad: Pues ya te lo estás creyendo y arreglándote la maleta para venir aquí maja...
- Len: Bueno, bueno... no corra tanto, señorita... que yo le tengo que preguntar a mis padres... Pero bueno, si no me dejan me escapo jajaja... te extraño tanto Nadenka...
- Nad: Yo también te extraño pelirroja... por eso les dije a mis padres que tenían dos opciones: o venías o venías... jejeje
- Len: Jajaja... bueno pues en un rato se lo diré... creo que les voy a dar dos opciones como las tuyas también jejeje... Luego te llamo y te digo algo, y si puedo esta misma noche estoy dándote la brasa ¿vale?
- Nad: Jajaja... vale, vale... esperemos que si... Pues venga guapísima... Luego hablamos.
- Len: Ok, cuídate mucho cariño... ¡Hasta luego!
- Nad: Hasta luego...
- Len: ¡¡Venga chicas!! Todas arriba que os tengo que contar algo...
- Sam, Gab y Mab: ¡¡Noooo!!
- Len: Va arriba dormilonas... que si no me voy y os dejo aquí...
- Mab: ¿Cómo que te vas? ¿A dónde te vas?
- Len: Si os levantáis os lo cuento... no me seáis vagas...
Al oír la repentina declaración de ida de la pelirroja, las chicas se incorporaron como pudieron, se ajuntaron las tres y escucharon a Lena atentamente.
- Len: Bueno la cuestión es que me acaba de llamar Nadenka y me ha invitado a pasar unos días con ella ya que hace una eternidad que no pasamos unas horas juntas… Y bueno, si me dejan mis padres, esta misma tarde me voy y supongo que volveré en unas semanas…
De repente las tres chicas se sintieron tristes, ya que les apenaba la idea de no estar las cuatro juntas por el resto de las vacaciones. Ninguna supo que decir, así que Lena fue la que rompió el hielo.
- Len: Venga chicas… Si tendríais que poneros contentas por perder de vista a la pesada de vuestra amiga por unos días… Jejeje… va animaros un poco, que si no yo también me pondré triste y no tengo ganas de despedirme entre lágrimas… Además, ¡¿Por qué os ponéis tristes?! Si van a ser unos días… ¡¡Cuando os queráis dar cuenta ya estoy aquí otra vez!!
- Gab: Ya lo sabemos Lena, pero quieras o no te vamos a extrañar…
- Mab: Es verdad… Pero bueno, que le vamos a hacer…
- Sam: Gaby, Mabel, vamos a enseñarle a esta abandonadora lo que se va a perder por no quedarse…
Y las cuatro empezaron una guerra de cojines, cosquillas y abrazos. Riendo a más no poder se pasaron una parte de esa mañana, hasta que el hambre no las dejo seguir y decidieron que era hora de llenarse el estómago.
Una vez con los estómagos repletos, Lena fue a hablar con sus padres. Después de un buen rato de por favores y vengas, los padres de Lena accedieron a que pasara unos días en casa de Nadenka, y le propusieron de salir en unas horas para que llegara allí por la noche. Lena se encontraba feliz por poder volver a su ciudad, pasar unos días con Nadenka y seguramente visitarían a todos sus antiguos compañeros.
Así que después de prepararse una pequeña maleta con sus cosas, se despidió de sus amigas, prometiéndoles que las llamaría en cuanto llegara y que estarían en contacto en ese pequeño período.
Todo estaba apunto; las chicas ya se habían ido, la maleta ya estaba en el coche, los padres de Lena ya estaban por subirse y Lena estaba impaciente por iniciar el viaje. La pelirroja se sentó en la parte trasera del coche, con sus padres delante, les entregó un disco para tener algo de entretenimiento durante el viaje que les duraría un rato largo y empezaron a quemar kilómetros.
Al estar ahí detrás, la pequeña pelirroja solo podía entretenerse con el paisaje. Observaba el cielo, las nubes que había en él que lo entristecían un tanto, pero se veía una hermosa tarde por venir. Como no tenía nada mejor que hacer, se puso a escribir lo que sentía en aquel mismo momento. Escribió lo feliz que se encontraba en ese momento por volver al lado de su mejor amiga, por haber encajado definitivamente en el nuevo colegio, daba las gracias por haber conocido a sus nuevas amigas, y por sentirse en paz después del tremendo cambio que dio su vida.
Ya llevaban unas horas de camino; quedaba poco para llegar. Las nubes del cielo ya se habían despejado y el sol brillaba con rabia antes de llegar al ocaso. Lena se encontraba mirando por la ventana de nuevo, dejando que el sol le acariciara el rostro antes de que se escondiera del todo detrás de las lejanas montañas. Se encontraba absorta en el azul del cielo, ese azul tan puro como el del día en el parque con sus amigas, el azul que la atrapaba y no la dejaba ir, ese azul que le hacía recordar, recordar aquellos ojos lejanos que la observaban, esos ojos desconocidos que la traían de cabeza.
De nuevo la pelirroja se encontraba sumida en la oscuridad. Nadie por los alrededores, ella y el silencio de las sombras. De nuevo aquella luz al fondo, esa tenue luz amarillenta y la figura opaca de una persona al lado. Lena empieza a correr hacia ella. Aquella dulce voz llamándola de otra vez; “Lena… Lena… Lena”. La figura, a cada paso, se hacía mas clara. Lena pronto la reconoció como una figura femenina, bajita, delgada, de cabello corto. Y aquellos dos ojos azules profundos resplandeciendo y mirándola tiernamente. “Por fin llegas Lena…” Era una voz suave, que resonaba en los tímpanos de la pelirroja, y en medio de aquel atontamiento momentáneo, notó que dos brazos la agarraban y la sacudían con suavidad.
- Nad: Por fin llegas Lena…
- Len: ¿Eh? ¿Me quedé dormida?
- Nad: Si dormilona, por lo que dicen tus padres cuando casi estabais llegando vas y te quedas dormida… ¡¡Hay que ver!! Jajaja
- Len: ¡Jo! ¿¡Ya empiezas a burlarte de mi gamberra!?
- Nad: ¿Yo? Para nada…
- Len: Jajaja… no tienes remedio cariño…
Después de las risas iniciales del reencuentro, Lena se incorporó del coche y salió para abrazar de nuevo a su mejor amiga. Las maletas ya estaban fuera, dispuestas para ser subidas a casa de Nadenka. Lena se despidió de sus padres prometiéndoles que sería buena y se portaría bien, y así su padre y su madre se marcharon con el coche.
- Nad: Bueno pelirroja, ¿lista para pasar los mejores días de tu vida?
- Len: Eso espero jejeje…
- Nad: ¿Tienes hambre o algo?
- Len: La verdad es que un poco si…
- Nad: Pues vamos a cenar algo y luego me cuentas qué es de tu vida eh!
- Len: Bueno vale… Si insistes tanto… Jajaja
Así que las dos chicas subieron a la casa y se prepararon unos bocadillos con un poco de lo que encontraron en la nevera. Tardaron bien poco en comérselos y entraron a la habitación de Nadenka para preparar la cama, ponerse los pijamas y pasarse la noche en vela para contarse todo lo que había pasado en aquel tiempo en que no se habían visto. Ya vestidas las dos con sus pijamas – el de Lena era de un rosa pálido y el de Nadenka de un verde suave- se colocaron las dos en la cama, una sentada frente a la otra, y en ese momento Lena se fijó en como su amiga había cambiado desde la última vez que la vio. No había crecido demasiado –continuaba siendo un poquito mas baja que ella-, pero su pelo había crecido considerablemente y lo llevaba recogido en una cola. Era de un negro muy lindo, que contrastaba mucho con su piel blanquecina y sus dos grandes y redondos ojos azules… “Ojos azules - pensó Lena-, pero no son iguales… No son tan profundos… No son como los de la chica del sueño…”
- Nad: ¡Che Lena! Despierta… Que aun no es hora de dormir… ¡Pero que dormilona que te volviste maja!
- Len: ¿Eh? No, para nada… Solo estaba pensando…
- Nad: ¿Y en que estaba pensando señorita?
- Len: Jajaja… Nada importante, pero es algo que me tiene un poco inquieta… No se… es un poco raro…
- Nad: Bueno, ¿y para que estoy yo aquí? Pues para que me duerma con tus tonterías hija mía…
- Len: Jajaja, que graciosa que eres… Veras… hace unos días tuve un sueño un poco raro…
- Nad: ¡Oh por Díos! Sueños eróticos no, por favor…
- Len: ¡Que no es erótico boba!
- Nad: Pues que pena… Jajaja
- Len: Bueno, ¿me dejas que te lo cuento o mejor me callo y me pongo a dormir?
- Nad: Vale ya esta… continua venga…
- Len: Bueno, pues fue como recordar el primer día en la escuela nueva… Lo vi todo como sucedió, pero entonces recordé algo a lo que no le había dando importancia… Cuando se acabaron las clases salí del edificio y eso que me giré un momento, y entonces vi unos ojos azules entre la multitud que me miraban, pero no le di importancia y me fui a casa, pero en el sueño no hice lo mismo, intenté ver de quien eran esos ojos, pero no lo pude ver, y entonces todo se volvió negro. Resumiendo, que en el sueño me encontré con esa persona, y cuando estaba apunto de ver quien era entre esa oscuridad, me despertaron. Y hoy, cuando venía hacia aquí y me quedé dormida, volví a soñar de nuevo con esto, pero esta vez llegué a ver que era una chica, pero no la reconocí del todo… Y bueno, esto me tiene un poco inquieta porque no se que quiere decir…
- Nad: A ver, que lo entienda yo… ¿Me estás contando que soñaste con alguien que apenas conoces, por no decir que no la conoces para nada, y que solo la viste tres décimas de segundo entre una multitud?
- Len: Ya sé que suena muy raro, pero es eso… Por esa razón me tiene inquieta, porque si fuera alguien que conozco pues todavía, pero yo para mi que me está entrando la paranoia de mi vida…
- Nad: Si es que tu siempre has sido una paranoica Lenita… - y graciosamente le guiñó el ojo y le dio unas palmaditas-.
- Len: Ja, ja y ja… Que graciosa… Si lo sé hija mía no te cuento nada…
- Nad: Venga, que ya sabes que es broma tonta… Pero no se, es un poco rebuscado esto cariño… ¿Y tú estas segura que el primer día de clase viste a aquella persona mirándote desde la lejanía?
- Len: Bueno, con tanta imaginación ya no lo tengo claro, pero yo diría que si, porque me llamaron la atención, ya que eran dos ojos preciosos…
- Nad: Bien, sabes que te digo, que mejor no te hagas la cabeza con esto… Si es una chica que conoces pues ya la conocerás a su tiempo… Y si solo es una paranoia de las tuyas, pues ya se irá. Total, por mucho que te preocupes ahora, no vas a sacar más que una tremenda migraña… Así que relájate y vamos a dormir un poco ¿quieres?
- Len: Vale… Como se nota que ya estas cansada de mis tonterías… Jejeje
- Nad: Noooo… Para nada, si yo te seguiría escuchando, lo que pasa es que ya es muy tarde… y tú te has echado la siesta y yo no… y…
- Len: Venga que se te ve el plumero Nadenka…
- Nad: Bueno vale, si tanto lo quieres oír si, me cansaste demasiado con la paranoia esta del sueño… ¿Ya estás contenta?
- Len: No, pero bueno, mejor irse a dormir… Y ya verás, ¡mañana la que va a contar sus paranoias vas a ser tú lista!
- Nad: ¡Pues si! Mañana te tocará sufrir a ti… Jajaja
- Len: Bueno, si no hay alternativa… Mañana sufro yo… Jajaja
- Nad: Buenas noches Lena…
- Len: ¡¡Buenas noches chistosa!!
Y después de darse las buenas noches, las dos chicas se estiraron la una al lado de la otra en la cama y se dejaron abrazar por el manto silencioso de la noche.
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