Que se detenga el tiempo
En tu habitación se me paró el tiempo, el reloj dejó de hacer su clásico tic-tac y ya tan solo escuchaba el lup-dup de mi/tu corazón. Mi mano en tu mano… tu mano enredada en mi pelo… el aroma de tu piel inundándome la mía… Una manta del color del atardecer nos cubre del frío y bajo ella solo tú y yo sabemos lo que puede llegar a pasar, como el amor nos puede llegar a cobijar. Son tantas las palabras que se me ahogan en la garganta, y tan pocas las que llegan a tus oídos, pero sé que ves más allá de mi verbo escaso, veo que me miras y me entiendes, y que ya hemos adoptado un lenguaje propio para decir más de lo que las palabras contienen. Me tiembla el pulso al tenerte cerca; se me escapa la sonrisa al contemplarte; las manos van solas recorriendo cada centímetro de tu cuerpo, como si quisieran recordarlos para siempre; un leve movimiento de cadera para tenerte más y más cerca, y me pierdo, me he perdido en el castaño de tu mirar…
Yo no sé qué es esto, no sé qué es lo que me impulsa sin remedio hacia ti, eso que me dice sigue, no pares, que mañana será tarde… por eso tan solo pido que se detenga el tiempo, que se pare de nuevo en ese pequeño rincón en el que dormimos plácidamente sosteniéndonos los sueños, donde irremediablemente me perdí entre tus caricias y tus abrazos. Párate y sigue a mi lado.
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