Bon jour, Paris
A penas cuatro horas para emprender un viaje, apenas nada y menos para encerrarme en un cubículo metálico y quemar quilómetros y quilómetros, contemplando paisajes y más paisajes…… Y tomaré ese autobús, dejando atrás mi cama, mi coche, mi armario y mi corazón, para dormir en la ajenidad de una cama, moverme en la estrechez del transporte público, vestirme con las sombras de un pseudoarmario y latir sin mi corazón… Espérame, por favor, en un rincón de esta ciudad, en la brisa que acariciará mi cuello desnudo, en las sábanas que me cobijarán de noche… Espérame, te lo pido, con esa sonrisa a medias, la mirada profunda en algún rincón de mi piel, las manos sobre mis manos, y un beso en la comisura de un nuevo día…
Le diré bon jour, Paris, con aquel brillo en los ojos, un brillo felizmente melancólico, escurriendo las lágrimas que no llegan a salir ni saldrán, puesto que tan solo son seis días, llenos de luz, arte y fantasía…
...Tu vas me manquer...
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