Fotografía prestada
Otra tarde más de café con agua, consumiendo horas, cigarrillos y secretos… Se ha convertido en un ritual, una especie de ceremonia para dos, en la que no hay ofrendas ni sacrificios, solo palabras y más palabras, risas y alguna lágrima, y una mesa con tapete verde y unas cuantas piezas de marfil estrelladas por madera… Y sigue pareciéndome como la primera vez, tan nuevo y tan especial, con aquella especie de nervio si decides jugar para conmigo… No me canso, lo sabes, de escuchar las batallitas de oficina, las aventuras del cuerpo de policía, los juegos de aquella chica de cuyo nombre no quiero acordarme… Así es nuestro ritual: un sinfín de historietas de café con agua, una partida de billar con público, un montículo de colillas apelotonadas en un rincón de cristal… Qué extraña simbiosi...
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