20 de marzo
Un millón cincuenta-y-un mil doscientos minutos
Ya han pasado setecientos-treinta días, diecisiete mil quinientas-veinte horas, un millón cincuenta-y-un mil doscientos minutos prácticamente a tu lado, con sus silencios, sus enfados, sus alegrías y sus fiestas… siempre a tu vera…
Qué fugaz que parece el tiempo cuando compartes pensamientos y telepatías varias, alegrías y penas, melancolías azules, en definitiva, todo… Rápido han pasado estos dos años, de besos y caricias, de piques y reconciliaciones, de palabras y silencios… Qué rápido…
Hace ya demasiado de esa conjunción planetaria que nos unió, y aún sigue brillando en este cielo que vemos cada vez que nos conducimos de vuelta a casa… Sigue esa evolución, esas ganas de compartir aire, agua, fuego y tierra… Porqué si, porqué tú eres aire para elevarme, agua que me sana las heridas, fuego chocando marfiles, tierra en la que apoyarme… Eres el quinto elemento en mi vida, y lo sabes…
Y siguen pasando las estaciones, espero que tantas como mis ojos tengan que ver a tu lado, porqué ya sobrepasa lo sobrepasable, como dijiste una vez “ya nos queremos para querernos”. Recuerdo aquella noche en mi coche, escuchando a Pocoyó cantando con Alaska, mientras me contabas aquello que guardabas en el corazón, y a mi réplica me cerraste los labios con un beso, me miraste y me dijiste quizás una de las cosas más bonitas que nadie me ha dicho… Quizás no la recuerdes, quizás yo la haya idealizado, pero el recuerdo es caprichoso… Y el capricho de mi recuerdo quiere seguir así, conservándote a mi vera, cerca, bien cerca de mi reloj…
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Despertares
Amanece, rutina resonante en un despertador, y toca levantarse… dejar atrás el sueño para vivir la vigilia, tan distinta como todas, tan rutinariamente similar…
Un abrazo medio apretado entre sábanas, un “buenos días” entre sueños, un remoloneo de niña pequeña, unas cuantas cosquillas, un inocente beso, y ya lo demás es historia…
Despertares… aquellas mañanas de sábado/domingo, después de un cóctel de colores, tras risas y debates erótico-festivos, al terminar charlas de inestimable valor sentimental…
Despertares… preciosas mañanas de silencio en tu cama, solas al arropo de las sábanas revueltas, de besos y caricias, de risas y jugueteo, de complicidad sin tapujos, de charla interminable…
Despertares… sonrisas de medio lado a cada comentario, miradas de reojo, encuentros telepáticos, conjunciones planetarias… un sinfín de causalidades
Despertares… despertarme a tu lado, sonrisa en boca porqué me emanas esa tranquilidad embotellada, esa sensación de seguridad y posibilidad que me recorre cada pensamiento y sensación, pues se que vas a estar ahí, a las buenas y a las malas, cuando te necesite y cuando no… siempre…
Despertares… despierta(me) con un foco, un teléfono antiguo suspendido en el cabecero, una sombra en blanco y negro…. Despertares…
...20 de marzo... siempre tuyos...
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