Mi mano en tu palestino
El teléfono me rabia en el bolsillo mientras conduzco para casa… Los días han pasado, la distancia se ha agraviado y mi sigue quemando el teléfono en el bolsillo. Conduzco, me dejo llevar al volante, hacia mi casa… Sigo con el estúpido instinto de dirigirme hacia la plaza del agua, tomar la tercera salida, a la cuarta bocacalle girar hacia la derecha, de nuevo a la cuarta girar a la derecha, aparcar en el vado, y “perdida y bajas”… Siguen esas ganas de verte a altas horas de la mañana, antes de irme a dormir… Y abrazarte y besarte, y poner mi mano en tu palestino y sentir tu metrónomo latir en mi palma. Sigo con esas irresistibles ganas de compartir más tardes/noches contigo en el balcón de esta ciudad, observando como se apaga el sol y se encienden los focos, como los cristales se empañan, dibujando caprichos en esa condensación…
Aquí estoy… esperando el día en que vuelva a pararme en tu portal y bajes con el pelo mojado para conducirnos a ese lugar… sigo con el estúpido instinto de “perdida y bajas”…
0 comentarios