Historia de un abrazo
Érase una vez que se era, una chica llamada Florencia, por aquello de llamarla de alguna manera, que, en un momento de soledad y quizás algo de tristeza, conoció a otra chica, a la que llamaremos Evarista.
Florencia conoció a Evarista, y pensó que era una chica maja, bonita, pero tampoco le dio mucha importancia… Evarista conoció a Florencia, y pensó que no estaba mal, que quizás algo tenía, pero tampoco le dio demasiada importancia…
Con el tiempo, se fueron conociendo más y más, hablando y hablando, quemando las horas con charlas diversas, risas y demás, hasta el día en que por fin se decidieron a charlar con un café y un zumo de por medio. La tarde se acompañó de risas, anécdotas varias y de un ambiente tan agradable que costaba de creer…
Pero llegó la hora de despedirse, de poner fin a aquella tarde mágicamente agradable, de despedirse hasta la próxima… Evarista acompañó a Florencia hasta la parada de autobús que la debía llevar a casa, y esperaron pacientemente hasta que éste llegase. Lo vislumbraron al final de la calle, y la tristeza por separarse se dibujó en el rostro de Florencia. Pero tocaba despedirse, así que se acercó a Evarista y le dio los correspondientes dos besos, pero para sorpresa suya recibió de ésta lo que jamás nadie le había dado gratuitamente. Evarista acopló su cuerpo al de Florencia, abrazándola con fuerza sin decir nada más. Y Florencia se quedó perpleja, inmóvil entre sus brazos, pues jamás se lo esperaba… porqué Florencia siempre daba los abrazos, no los recibía sin pedirlos, y lógicamente los necesitaba. Quizás parecía que era una chica dura, inalcanzable y que no necesitaba de cariños, pero no era así… anhelaba encontrar a una persona así, que la abrazase de improviso, sin pedirlo y que además ese abrazo le llegara hasta lo más profundo de su ser… Y Florencia supo, supo en ese preciso momento que Evarista iba a ser una persona especial en su vida, que no sabía que tipo de relación resultaría a partir de ahora, pero sabía que iba a ser diferente, diferente a todas las personas que tenía en su día a día, puesto que ella, era especial… y de hecho lo sigue siendo.
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