Retrovisor
Una manta que la protege del exceso de polvo… un espacio rectangularmente pequeño que la salvaguarda de la luz… una persiana metálica que la separa del mundo… Hoy quitamos la manta y revolvimos el polvo, y su brillo apagado deslumbró nuestras retinas. Una azul eléctrico entremezclado con un naranja mecánico, unas llamas azules quemando el acelerador y dos dedos en el freno por si se nos va la mano… Y los pies en el metal, el cuero rozando los pantalones, y la mirada de frente, muy de frente, sonriendo como niñas con un juguete nuevo. Dos manos en el manillar, apretando fuerte, sin control, con el psuedozumbido sordo retumbado en las paredes. Y te veo, te miro por el retrovisor, tu melena al viento alborotada, y esos ojos, esa mirada color miel con ese brillo especial, y la sonrisa, esa hilera de dientes perfectamente colocados, formando una pequeña curva que me hace temblar… agárrame porqué me pierdo, pero no frenes, jamás pares, porqué el camino es largo, muy largo, pero por suerte, a tu lado, siempre a tu lado…
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