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¿Para qué?
Es increíble ver como a pesar de hacer el intento de estar en paz con el universo, de sobrellevarlo todo con una sonrisa en los labios y apreciarlo todo de manera positiva y abrazarlo como tan solo se abraza a un niño desconsolado, la vida es putada tras putada… Es inverosímil la manera en que cambia todo de la noche a la mañana, una llamada, una mirada, una palabra, una frase lo puede cambiar todo de una forma tan drástica… Porque no sabes lo que va a seguir a continuación, te sientes en el suelo, pequeña, perdida, porque no sabes si volverás a ver a aquella persona que quiso hacerse cargo de ti si por desgracia te quedabas sola en este mundo, ni siquiera sabes si podrás levantarte al día siguiente y ver algo, ver la cara de tu madre al despertarte, ver el amanecer que tanto te disgusta ver por tener que madrugar pero que secretamente te encanta contemplar, ver todo aquello que le da sentido a esta miserable existencia… No sabes nada…
Entonces es inevitable sentirse estúpida, por regalarle al mundo tu todo, por volver a ser aquella persona que decidiste esconder por esa misma razón, porque no vale la pena, ¿para qué ser la de antes? Se vive mejor desde la frialdad, desde el cinismo, desde la distancia, desde la coraza, porque es insoportable vivir en este estado constante de alerta, sin apenas dormir, sin apenas comer, sin apenas reír, sin apenas llorar, porque la siguiente putada esta al caer, nunca vienen solas, todas juntas te aplastaran contra el suelo, en el momento en que toda esa fortaleza de la que hacías gala se ha ido misteriosamente, ya que resulta que tan solo era fachada… pena la mía darme cuenta de estas cosas en estos momentos, pero parece ser que desde el suelo se ven las verdades del mundo… Se que esto es fruto de mi estado de desengaño con la vida, que son palabras crueles y que quizá mañana sea distinto, pero desde la serenidad del desengaño se ve todo mucho más claro.
Así pues, busco un rincón de este planeta libre de todo lo que me hace renegar de él, para irme y no volver jamás… jamás…
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